Ifa determina una bendición de inteligencia para la nación, pero dependerá de cada uno de los actores sociales acogerse o no, a esta fuerza positiva que viene del cielo.-Ifa aconseja a los venezolanos, apoyarse en la inteligencia para dirimir las marcadas diferencias que han signado en los últimos tiempos de la convivencia nacional, de lo contrarios caeríamos de manera colectiva en el ossobbo del signo que señala.

La posibilidad de llegar a la destrucción del embrión social, es otro de los elementos presentes. Dicha destrucción traería por consecuencia la descomposición de la sociedad, lo cual podría ocurrir en el marco de la acentuación de la lucha de clases y su conclusión seria una rebelión social. Está en manos del gobierno, la iglesia, los partidos políticos, las organizaciones sindicales, las empresas privadas, las organizaciones estudiantiles, la ONG, los religiosos seguidores de la religión yoruba y otras creencias, actuar en conformidad con este consejo, para aprovechar la oportunidad que Olofi (Dios) ofrece para reestablecer la paz y concordia nacional.

Otro aspecto del signo, se encuentra reflejado en el siguiente pataki, el cual nos habla de las consecuencia que para la paz y convivencia podría traer la ambición desmedida por el poder: �En este camino en la tierra takua había un rey que comandaba en estos dominios, él tenía un hijo único, el cual quería formar para que con el tiempo pudiese asumir el dominio de todos los territorios bajo su reinado y gobierno.

Pasó el tiempo, y el príncipe fue creciendo hasta hacerse un hombre, el rey le regaló en prueba de cariño, una daga que tenia toda la empuñadura cubierta de piedras preciosas constituyendo la misma, no sólo un tributo de jerarquía, sino una verdadera obra de arte de joyería. También le entregó la mitad de su dominio para que fuera gobernándolos.

El príncipe al verse con tanto poder y como era por naturaleza un hombre ambicioso, ideó la forma de eliminar a su padre y quedarse él como dueño y señor de todos esos grandes territorios, para ello formó a su ejército. Listo todo, fue a visitar al padre y cuando llegó le notificaron al padre que venia su hijo el príncipe.

Éste se montó en el caballo con su séquito para recibirlo, y hacerse honores correspondientes. Después de los saludos de rigor salieron juntos de recorrido y como el rey iba delante, de espalda el ambicioso príncipe, quien aprovechó el momento para hundirle la daga en la espalda a su padre.�