He podido presenciar una vez más, como comerciantes inescrupulosos hacen uso y abuso de las necesidades humanas para sus provechos personales. Tal situación no deja de tener sus ventajas en el mundo de la santería en la que se efectúan "trabajos de limpieza, de protección y de otras índoles", que dentro de esas prácticas religiosas se tiene como fin la obtención de felices logros para aquellos necesitados que han solicitado algún tipo de ayuda determinada.

El inconmensurable afán desmedido de lucro de la mayoría de los comerciantes que en cuanto a lo compra-venta de animales se refiere, obliga a que los santeros hagamos los estudios e investigaciones necesarias existentes dentro del basto campo de conocimientos de obras religiosas que han ido cayendo en desuso por olvidos y aparentes comodidades, las que debamos de retomar dónde se muestran el variado número de obras que sin el empleo de animales pueden efectuarse.

Tengo la impresión que de producirse un reacomodo de ciertas prácticas, traería cambios en las percepciones negativas que en cuanto a la "SANTERIA" se han ido estableciendo indiscriminadamente unas por impensadas y otros por oscuros conceptos manejados mal intencionadamente.

No debemos de tolerar y menos aceptar que las sanas y altruistas actividades humanitarias puedan ser desvirtuadas y controladas por mezquinos comerciantes, porque esto haría que fuéramos considerados como mercaderes del dolor y de las necesidades humanas, al pretender obligarnos a incrementar los costos de las obras a realizar.

No es justo ni lógico que las palomas que sobreviven por si solas libremente, al ser capturadas puedan venderse hasta a 200 bs las blancas y a 150 bs las de colores.

Que un gallo criollo que regularmente se alimenta por sí mismo en el campo pueda ser vendido entre 180 bs y 250 bs.

Que las codornices que se crían, y se reproducen solas en el monte sean vendidas a 40 bs cada una.

Similares suertes corren las gallinas que cuando dejan de ser ponedoras de posturas se venden porque ya han caído en falla de producción.

Respecto a los pollos, los dedicados a su cría para venta se preocupan en vacunarlos, alimentarlos para engorde, y venderlos a mejor precio, los revendedores alteran los precios de venta tres y hasta cuatro veces su valor real con fines de obtener mayores beneficios. Idéntica situación se presenta con los animales de cuatro patas.

La situación de lucro desbordada nos obliga a buscarle salida a los excesos de los comerciantes vendedores de animales que continúan cada día en ascensos desmedidos. Extraigamos los conocimientos existentes y apliquemos en busca de disminuir al máximo el empleo de animales.

No podemos recargar los gastos en los necesitados ni en los derechos del santo en cuestión mucho menos cuando hay en existencia obras dónde se obtienen óptimos resultados sin hacer uso de animal alguno. ¡BUSQUÉMOS Y USÉMOSLOS!